Paulina se enervó. Una corriente eléctrica le caminó por la espina dorsal y sintió náuseas al leer las últimas tres palabras del correo. Yo... lo... escribí. La cabeza le dio vueltas. Por primera vez desde hacía más de dos años sintió fuerzas. Y también había algo más: Un destello, un instinto que había estado latente desde hacía tanto. Uno que se erguía poderoso y desgarrador desde lo más profundo de su ser.
Vendetta.
Abrió el archivo adjunto en el mensaje, notando un temblor incontrolable en las manos. La misiva tenía un extraño título:
>El Ático<
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